
Nunca lo entendí, pero fue algo que jamás imaginé que pasaría, y menos en ese momento...en ese lugar. Una mañana común, el aire fresco rozaba la cara de todos, el sol saliente despertaba y de inmediato regalaba ese calor caracterizante, la humedad hacía acto de presencia debido a noches de lluvias, personas por todos lados trataban de adaptarse al clima, al lugar, a la multitud. Entre esa multitud te encontrabas, escondiéndote, buscando en donde refugiarte, disfrazado y envuelto de aire común. No buscabas a nadie, sólo estabas perdido en ti. En tus pensamientos. Hasta ese instante. Con tan solo una mirada... Una mirada tan penetrante, una mirada tan encantadora. Tus ojos cafés se hundieron en los míos. Y allí fue la conexión. Mi piel fue invadida de mil emociones, emociones que jamás había experimentado. Un choque. El choque de dos miradas, dos ausentes, dos cuerpos que se hallaban perdidos...